Cirujano Ortopédico Infantil del Hospital Ruber Internacional de Madrid

Dr. Javier Albiñana: «El 99% de los casos de displasia de cadera se deben diagnosticar en el paritorio»

"La patología ortopédica y traumatológica infantil debe ser manejada profesionales del mundo pediátrico"

"El debut y el signo clínico que debe alertar a los padres de un problema de cadera es la cojera"

La displasia. ¿Qué es?

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Beatriz Muñoz

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La patología ortopédica y traumatológica infantil presenta, por la anatomía del niños, unas características muy diferenciadas que requieren de una atención especializada. En este sentido, el doctor Javier Albiñana, cuenta con la experiencia y el manejo suficiente para tratar todas esas enfermedades, congénitas o degenerativas, que son propias de los más pequeños.

El doctor Javier Albiñana estudió Medicina en la Universidad de Navarra, se especializó en Traumatología y Cirugía Ortopédica en el Hospital de La Paz en Madrid; Fellow en la Universidad de Oxford (Reino Unido) en Ortopedia Infantil en el Nuffield Orthopaedic Centre y visitor en la Universidad de Iowa (USA) con el Dr. Stuart. Weinstein.

Ha sido miembro del staff en el Hospital Niño Jesús de Madrid hasta el 2004, posteriormente fue jefe de la Sección de Ortopedia Infantil en el Hospital Universitario La Paz desde 2005 hasta 2012. En la actualidad es Cirujano Ortopédico Infantil del Hospital Ruber Internacional en Madrid.

Cuenta con 27 trabajos publicados en revistas de ortopedia infantil internacionales y ha escrito más de 10 capítulos en libros y monografías. Ha pronunciado más de 50 conferencias nacionales e internacionales y es miembro de la Sociedad Europea de Ortopedia Infantil y de su Comité Científico (EPOS) y la Sociedad Norteamericana de Ortopedia Infantil (POSNA), así como del Grupo IPOTT (International Pediatric Orthopaedic Think Tank) y de la Sociedad Argentina y Venezolana de Ortopedia Infantil.

PREGUNTA.- Ciertas patologías, congénitas o degenerativas, particulares en los niños deben ser tratadas por traumatólogos especializados y con experiencia suficiente en el manejo de estas enfermedades. ¿Realmente sucede así en España?

RESPUESTA.- Desde principios de los años 80 en España y fundamentalmente en Madrid se empezó a desarrollar la ortopedia infantil. De hecho, es una subespecialidad que no está reconocida por el Ministerio de Educación y Ciencia.

La patología ortopédica y traumatología infantil debe ser manejada por profesionales que nos dediquemos al mundo del niño. En ciudades como Madrid o Barcelona es muy fácil porque tenemos un volumen de niños que nos permite que ciertos profesionales nos dediquemos solo o en exclusiva al niño y al adolescente. Entiendo que en otras zonas con un menor número de habitantes es muy difícil que un médico se dedique solo y especialmente al niño y no trate adultos, pero la patología del niño debe ser manejada por profesionales del mundo pediátrico. En ocasiones, vemos segundas opiniones de profesionales que lo habrán hecho con su mejor intención y voluntad manejando patologías que quizás por la frecuencia que las atienden se les escapa de las manos y el manejo no es el adecuado.

En Estados Unidos donde he tenido la suerte de trabajar tres años hay profesionales que se dedican solo al pie pediátrico porque hay tal volumen de población que le permite estar viendo y operando solo pies durante 30 años. En España no podemos llegar a eso. Yo, personalmente, en el mundo de mi especialidad no hago todas las regiones anatómicas, pero en España sí que podemos centrar la atención, el manejo, el pronóstico y el tratamiento de una alteración ortopédica del niño con profesionales que nos dediquemos a ello de igual manera que yo personalmente nunca me implico en patología del adulto porque llevo 35 años dedicado al niño.

P.- Por tanto, en Traumatología, ¿no se puede tratar igual a un niño y/o adolescente que a un adulto?

R.- El esqueleto del niño no tiene nada que ver con el adulto. Hay una frase universal que dice que el esqueleto del niño no es un esqueleto pequeño del adulto. El esqueleto del niño tiene dos estructuras que lo diferencian del adulto: uno son las placas de crecimiento del hueso que son susceptibles de afectarse por una fractura, una infección o un tumor, y la otra es una membrana que recubre el hueso que se llama periostio y que en adultos es prácticamente inexistente.

En concreto, el manejo de las fracturas en el niño no tiene nada que ver con las del adulto, en el sentido de que si hay una afectación de la placa de crecimiento tenemos que ser muy agresivos en resolverlas y que queden anatómicas, es decir, perfectas. Por el contrario, las fracturas de los niños, al existir un crecimiento remanente tiene la ventaja de que hay fracturas que nos podemos permitir dejarlas discretamente anguladas porque a medida que crece el esqueleto y el niño, esa fractura se va a remodelar y el hueso se va a enderezar y rectificar espontáneamente.

P.- ¿Cuáles son las patologías más prevalentes en traumatología infantil?

R.- En nuestra subespecialidad primero está la traumatología, es decir, todo aquello que engloba y abarca las fracturas del niño que por sus actividades deportivas es una patología frecuente. Después está la cirugía ortopédica que se dedica a resolver las deformidades y las malformaciones. Dentro de la cirugía ortopédica el área anatómica quizás sea más intensa la articulación de la cadera.

P.- ¿En qué consiste la displasia de cadera y cuándo se diagnostica?

R.- Dentro de la patología ortopédica de la cadera que es la articulación más frecuentemente afectada en las alteraciones ortopédicas, está la displasia de cadera. Comúnmente se conoce como la luxación congénita de cadera que es una alteración, no siempre, pero en la gran mayoría de los casos congénita, es decir, que se nace con ella. El 99% de los casos de se pueden y se deben diagnosticar en el paritorio. Consiste en que la congruencia de la cavidad de la cadera con la cabeza del fémur está alterada en diversos grados, desde alteraciones simplemente morfológicas hasta que incluso la cadera esté luxada, es decir, completamente desmontada.

El manejo depende de la intensidad de la alteración. No tiene el mismo pronóstico una alteración de la forma de la cadera que cuando existe una alteración de la forma y la estabilidad. El cuadro máximo es cuando la cadera está luxada, se nace con ella fuera de su sitio y el manejo también depende de otro factor que es la edad. La gran mayoría de las displasias de cadera que se diagnostican en el paritorio las podemos manejar y controlar con arneses y ortesis de forma conservadora. El éxito de esos abordajes terapéuticos oscila hasta más del 80%, pero esa misma patología en un niño que ha empezado a ponerse de pie con 10 o 11 meses, se invierte y es la misma patología, pero a esa edad la alteración anatómica empieza a ser más intensa y la gran mayoría se resuelve de forma quirúrgica, con una o dos cirugías.

Lo ideal es que el neonatólogo en el momento que nace y cuando revisa su frecuencia cardiaca, la coloración, los reflejos primitivos del neonato haga, además, una exploración ortopédica del cuello, la cadera y el pie. Ese es el momento idóneo para diagnosticarlo y para que eso no evolucione y meses más tarde desemboque en el quirófano. Es el neonatólogo y posteriormente el pediatra. En EE UU se considera diagnóstico tardío cuando el niño ha cumplido ya tres meses con todo lo que eso conlleva y no sólo del pronóstico médico sino de además implicaciones médico legales.

P.- ¿Qué es el Perthes de cadera?

R.- El Perthes de cadera es otro tipo de alteración que es algo frecuente. De hecho, hay tardes en consulta que veo cuatro o cinco chavales con este problema. Es una alteración de la cadera cuyo origen no se conoce, pero básicamente sería comparable a lo que es un infarto de miocardio, así es como yo se lo explico a los padres. En algún momento del desarrollo de la cadera, fundamentalmente entre los 4 y 7 años, la cabeza del fémur recibe menos aporte sanguíneo, pierde su vitalidad y parte de esa cabeza del fémur, el 25-50 o 100% se necrosa y muere.

La incidencia es muy difícil de tipificar porque hay Perthes que pasan desapercibidos. Hay algunos que vemos en la adolescencia y la familia nos recuerda coincidiendo con el crecimiento del niño que hubo una época que el niño se quejaba. Aunque el problema esté localizado en la cadera, la sintomatología se refiere a nivel del muslo y la rodilla.

Son niños que en ocasiones el pediatra lo tipifica de dolores de crecimiento, distensiones musculares no muy severos y pasa desapercibido. Lo que sí sabemos a ciencia cierta es que la bilateralidad, es decir, la incidencia del Perthes en las dos caderas no es superior al 10-12% de los niños con perthers.

P.- ¿Qué signos deben alertar a los padres de que su hijo puede tener un problema en la cadera?

R.- La cadera es una articulación que está muy escondida en cuanto al acceso y a la exploración clínica porque tiene una gran cobertura muscular, los glúteos por detrás, musculatura anterior, parte del cuádriceps, pero hay un signo inequívoco en la patología de cadera que puede ser una displasia, un perthers, un tumor, un cuadro reumático, entre otros. El debut y el signo clínico que debe alertar a los padres es la cojera. A veces oigo en consulta que si son vicios del niño y los niños no tienen vicios y cuando un niño cogea la causa más frecuente, independientemente de los traumatismos, radica en la articulación de la cadera. Cuando un niño cojea hay que explorar siempre la cadera porque una patología a nivel de la cadera el paciente lo puede reflejar sólo a nivel del muslo o la rodila en cuanto a dolor, pero hay que explorar la cadera que es muy sencillo: la apertura de las caderas y girarla hacia dentro son movimientos que quedan frecuente e intensamente restringidos cuando hay una afectación de esa articulación.

P.- ¿Cuáles son las fracturas más habituales en los niños?

R.- La región anatómica que más frecuentemente se fractura en un niño es la muñeca, pero tiene la gran ventaja de que ocurre justo por encima de la zona de crecimiento, es decir, por la zona de esa membrana que tiene el niño alrededor del hueso y que no tiene el adulto que es el periostio. Por tanto, son fracturas que son intrínsecamente estables, es decir, que no afectan a la zona de crecimiento y que en 18-20 días curan incluso espontáneamente.

En segundo lugar, a mi juicio, la articulación del codo es la segunda en la preponderancia de las fracturas de los niños. En el codo hay muchas zonas y regiones de crecimiento y la gran mayoría de las fracturas precisan de solución quirúrgica porque esas zonas de crecimiento hay que restablecerlas y dejarlas exactamente igual que antes de que ocurriese la fractura.

P.- ¿Los niños necesitan hacer rehabilitación para recuperar la movilidad?

R.- En lo que llamamos la edad juvenil, entre los 3 y los 10 años, la gran mayoría de los chavales recuperan la movilidad espontáneamente con sus actividades diarias normales. Hay fracturas complejas a nivel del codo que afectan a las zonas de crecimiento o fracturas a nivel de la cadera, sobre todo en la franja de la adolescencia 12-13 años que excepcionalmente echamos mano de los fisioterapeutas. Mientras que en los adultos tenemos una fractura o un post operatorio de algo músculo esquelético y el fisioterapeuta es imprescindible, en el caso de los niños la evolución es muy benévola de forma espontánea.

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